Un clásico de Badalona: la lluvia, el alcantarillado y los vertidos en el mar

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Escribir sobre las razones que hacen que las cloacas viertan al mar cuando llueve en Badalona es cómo escribir sobre la vuelta a la escuela, el regreso al trabajo después de las vacaciones, los carteristas del metro o las huelgas en los aeropuertos. Quiero decir que es un clásico, recurrente, y hasta cierto punto un cansado e inútil ejercicio que nos permite comprobar que las cosas son como son por culpa, exclusivamente, nuestra. Y se convierten en el culebrón del verano, con declaraciones que nunca concretan un plan y que siempre nos recuerdan el dicho que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.

El problema es conocido, está diagnosticado, se ha estudiado y no es necesario perder más tiempo. Sobre todo, si estas semanas alguien propusiera volver a estudiar lo que ya sabemos, tengamos claro que se nos quiere volver a enredar, a perder el tiempo ya procrastinar decisiones que no admiten demora.

Como supongo que un artículo como éste debe repartir responsabilidades, seamos claros, directos, honestos y sintéticos. El gobierno tripartito de los años 2003-2007 alertó del problema (con un estudio de 2004 realizado por la Agencia Catalana del Agua), y fue la concejala Muntsa Niso (IC) quien propuso como solución “hacer depósitos de aguas pluviales”. El siguiente gobierno 2007-2011 (PSC-CiU-ERC) encargó una diagnosis del alcantarillado (200 kilómetros) de la ciudad, para comprobar el estado de los colectores. Un estudio que realizó el Ayuntamiento, con el Área Metropolitana, y que lideró Mercè Rius (CiU).

Este estudio, además, propuso las ubicaciones de los 8 o 9 depósitos de pluviales (que retienen el agua cuando ésta cae en una cantidad que el alcantarillado no puede absorber) y determinó que habría que poner depósitos antidescarga de sistemas unitarios en la línea de la costa, que podrían evitar que las aguas residuales llegaran al mar. Este estudio era el “plan director del alcantarillado” y priorizó la construcción del depósito de Estrella, que se financió con fondos de cohesión europeos en un 80% y con recursos municipales en un 20%. La tramitación europea se hizo en ese periodo, y la obra costó 8 millones, que liquidó –y así inauguró– el siguiente gobierno (PP).

También en 2020 –después de cuatro años (!) entre el inicio del expediente y la licitación del encargo– el Ayuntamiento adjudicó de nuevo un estudio para actualizar la diagnosis realizada diez años antes y ayudar al despliegue del plan de alcantarillado. ¿Quién gobernaba en 2020? Pues el PSC, con el resto de partidos del consistorio salvo el PP, y quien firmó la adjudicación fue el entonces teniente de alcalde y hoy alcalde, Rubén Guijarro. Hasta aquí, los hechos nos dicen que en un período de 16 años la ciudad ha sido capaz de construir un solo depósito de pluviales.

Si Badalona no decide y lidera, este problema seguirá siendo el culebrón del verano

Podemos aducir que la crisis económica y las leyes antigasto de los gobiernos centrales han impedido nuevas inversiones, y diremos una parte de la verdad. Pero también debemos reconocer que no hemos tenido un Ayuntamiento estable ni la capacidad política y técnica de continuar un trabajo que quedó a medias.

En Badalona, las lluvias superiores a 5 litros por metro cuadrado suponen ya vertidos a la playa. Esto significa que si llueve poco, ya podemos contar que habrá. ¿Qué hacer y qué hacer para evitarlo? Lo hemos dicho, escrito y contado muchas veces. Y es fácil de entender. Primero, seguir desplegando los depósitos de agua pluvial. Segundo, incrementar la limpieza de las calles y de las cloacas. Tercero, incrementar la limpieza de las rieras que nacen en la Cordillera de Marina.

Todo el mundo estará de acuerdo en ello. Pero aquí es donde nos hace falta preguntar directamente a nuestros gobernantes CÓMO creen que deben asumir las inversiones y el gasto necesario para condicionar nuestra red de alcantarillado a tormentas cada vez más fuertes e infrecuentes, y cómo piensan que podemos minimizar las afectaciones al mar que hay en cada lluvia.

La respuesta que debemos exigir debe ser concreta. Y “concreta” significa que no debería ser “declarativa”. Para asumir el reto del alcantarillado en Badalona debe partirse de la realidad. En 16 años hemos realizado una infraestructura de 9 previstas. Es necesario examinar por qué esto ha sido así y pasar a la siguiente pregunta. ¿Cómo hacer las inversiones restantes en depósitos de pluviales y otras medidas, rompiendo la actual dinámica?

A mí se me ocurre sólo una manera: destinar un comisionado del Ayuntamiento a este proyecto, dedicado en exclusiva a esto y con un soporte técnico mínimo (externo o interno), y construir la ejecución de un plan de inversión plurianual por el que dibujaría 3 o 4 años de redacción de pliegos de contratación de proyectos, macrolicitación de su ejecución y adjudicación de la obra y su mantenimiento en régimen de concesión (o no), para realizar el plan en los siguientes 12 años . Y acordar sacar esta cuestión del día a día municipal para convertirla en un plan que supere las contingencias políticas.

Puede haber quien piense que se puede asumir este reto de otra manera. O que debe hacerlo otra administración. Es posible, pero lo seguro es que si Badalona no decide y lidera, este problema seguirá siendo el culebrón del verano.

Ferran Falcó, presidente de la asociación Restarting Badalona