Como el resto de ciudades europeas y del mundo, Badalona se enfrenta a retos de tipo ecológico, socioeconómico, sanitario y cultural, que cruzan fronteras y que tienen un impacto directo en la ciudadanía. Son retos que marcarán nuestro futuro y que sólo se pueden abordar de manera global. El más reciente y brusco, por la rapidez y la gravedad de sus efectos, es la pandemia provocada por el SARS-CoV-2. Las consecuencias más severas de la actual crisis se dan en las ciudades y recaen sobre las personas en situación de mayor vulnerabilidad. Según las Naciones Unidas, el 90% de los casos registrados de Covidien-19 se han concentrado en entornos urbanos y, dentro de éstos, en los barrios más empobrecidos.
Las primeras acciones de respuesta a la pandemia vinieron de la mano de los Estados, pero luego han sido las ciudades las que han planteado soluciones imaginativas, identificando las vulnerabilidades, creando redes de solidaridad y movilizando recursos entre la ciudadanía. Ahora, la nueva situación derivada de la pandemia pide de las instituciones una primera generación de medidas de reacción rápida y una estrategia de salida coordinada. Serán necesarias inversiones sin precedentes a corto plazo, de tipo social, para evitar que las personas que se encuentran en situaciones de mayor riesgo caigan de la banda del círculo de la pobreza, y también inversiones en apoyo al tejido económico y productivo para minimizar el impacto en puestos de trabajo.
Efectivamente, todas las administraciones se preparan para solicitar los recursos que el plan de recuperación Next Generation EU debe inyectar. Para que lleguen fondos a Badalona, también tendremos que identificar cuáles son las necesidades y consensuar unas prioridades para la recuperación. Después, preparar los datos, el argumentario y el plan de trabajo que justifique la necesidad de los fondos europeos para nuestra ciudad.
En segundo lugar, más allá de la reacción a la emergencia, hay que empezar a trabajar en una salida sólida para la ciudad en los próximos años. Ahora que las vacunas permitirán emerger progresivamente de la fase más crítica, nos podríamos avanzar y pensar cómo gestionaremos futuras situaciones de crisis. A escala local, se pueden identificar los puntos de estrés de Badalona para reforzar las medidas preventivas, por lo que la ciudad y su población sean más resilientes ante los nuevos choques sanitarios, ecológicos o económicos, por mencionar los más evidentes e inmediatos.
En tercer lugar, y en el medio plazo, habría que empezar a trabajar en un modelo de desarrollo local estable y robusto que refuerce Badalona de forma social, económica y medioambiental, y que a la vez sea responsable con el entorno. Un modelo que dé respuesta a las necesidades y las expectativas de la ciudadanía, garantizando su bienestar material y emocional, pero sin comprometer la vida de las generaciones futuras y asumiendo nuestra cuota de responsabilidad global, como corresponde a una ciudad metropolitana europea como la nuestra.
Si Badalona consensúa una Agenda 2030 y una Agenda Urbana, estará construyendo su futuro y asumiendo su cuota de responsabilidad global
Las ciudades de nuestro entorno ya lo están haciendo. Barcelona, pero también Mataró, Manresa, Granollers, Terrassa o Viladecans, por citar algunas de cercanas, trabajan por un desarrollo local con la mirada puesta en 2030 y atendiendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Son estrategias que rebasan los mandatos políticos y que tienen en cuenta los criterios de sostenibilidad global establecidos en la Agenda 2030 de NU. Al mismo tiempo, estos municipios priorizan unos ejes estratégicos de trabajo de ciudad que responden al perfil y contexto propios y se fundamentan en sus fortalezas, sus rasgos distintivos y las aspiraciones de su población. Lo hacen mediante procesos ampliamente participados con varios colectivos públicos y privados, entendiendo como privado cualquier colectivo con o sin ánimo de lucro.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, o Objetivos Globales, incluidos en la Agenda 2030, son una pauta de actuación global, basada en la investigación, internacionalmente acordada para erradicar la pobreza, proteger el planeta y conseguir una prosperidad sostenible para todos. Derivado del Objetivo número 11, se aprobó la Nueva Agenda Urbana, que orienta las políticas públicas locales para unas ciudades sostenibles.
Dicho así, parecerían objetivos inalcanzables y alejados de las necesidades de Badalona, que son bastante definidas y urgentes. Sin embargo, instituciones de diferentes niveles han desarrollado medidas muy prácticas para aterrizar los, con unos marcos de indicadores muy específicos, que dan soluciones reales para cada contexto, también para una ciudad como Badalona. La cantidad de ejemplos y la experiencia acumulada por gobiernos de todos niveles de todo el país, de Europa y del mundo es muy rica, se actualiza continuamente y permite aprender y transferir sobre seguro.
Y cuáles son las ventajas de dotarse de una Agenda 2030 y una Agenda Urbana para Badalona?
Primero, que permite desplegar una estrategia coherente para la ciudad y blindar unas líneas prioritarias de trabajo de cara a la próxima década, independientemente de las alternancias políticas.
También otorga una posición sólida para acceder a los fondos previstos dentro del nuevo marco de financiación europea. Para que las ciudades que tengan en los próximos años una Agenda Urbana que incorpore las prioridades globales, y alineada con Europa, se encontrarán mejor posicionadas, sobre todo teniendo en cuenta que la Política de Cohesión reserva un 6% de los fondos al apoyo directo a políticas de desarrollo urbano sostenible.
Internamente, abre procesos participativos que involucran colectivos ciudadanos y los hace corresponsables del seguimiento de las medidas acordadas. Uno de los aspectos más relevantes de la aplicación de la Agenda 2030 es que hace responsable todos, desde los Estados hasta cada uno de los ciudadanos, pasando por los diferentes niveles de gobierno.
Y finalmente, posiciona y da visibilidad a la ciudad y la sitúa en el mismo nivel de responsabilidad que otras ciudades de nuestro entorno más cercano, pero también nacional y europeo, con el desarrollo global sostenible.
Por ello, si Badalona se decide a trabajar para consensuar una Estrategia 2030 y una Agenda Urbana, estará construyendo el futuro de la ciudad y asumirá también su cuota de responsabilidad global.
Mireia Sanabria, miembro de la asociación Restarting Badalona