Sé que el titular de este artículo no genera optimismo, a pesar de la oportunidad que tenemos delante, la cual tiene como pilar la vacunación masiva de ciudadanos contra la Covid-19, y la dotación millonaria de fondos europeos para la recuperación económica que impulsa la Unión Europea, que prevé transferencias en España de 140.000 millones de euros equivalentes al 11% del PIB español del 2019.
Estas dos palancas son clave para poder recuperar la economía en nuestro país, pero intuyo que sin una tercera palanca serán insuficientes. Antes de entrar a evaluar las razones, y de fijar cuál es esta tercera palanca, hablamos del daño causado por la Covid-19 y otros datos de contexto que no podemos perder de vista a la hora de ver por qué no soy tan optimista respecto a la suficiencia de las palancas que nos deben impulsar de nuevo adelante.
El impacto de la Covid-19 en vidas humanas es extraordinario. Casi 45.000 muertos. Todos conocemos. El impacto de la Covidien-19 en pérdida de riqueza también lo es. El Banco Mundial sitúa el impacto global de pérdida de PIB mundial a los niveles de lo que ocurrió en el mundo con la gran crisis, la gran depresión, de 1929. En la zona euro, España casi dobla la pérdida de riqueza media en la UE. Una pérdida de 13 puntos. El equivalente, más o menos, al peso que tiene el turismo en nuestro país.
Otros datos que quizás no son tan conocidas me llevan a introducir la idea de la tercera palanca, sin la cual las otras dos pueden ser insuficientes y verter nuestro plan de recuperación a la frustración. Tienen que ver con explicar que no podemos obviar que tenemos la economía dopada. Lo saben todos los sectores económicos que están navegando por este temporal gracias a los créditos ICO, los ERTE, a su repliegue estratégico … Hay que preguntarse qué pasará si este dopaje de la economía que han procurado los Estados y las diferentes administraciones se deja de dar. Y como hacemos la transición entre este “desdopatge” y la inyección de fondos europeos que forman parte de la solución. Estos fondos deben servir para reactivar la economía, para recuperar las empresas y la capacidad fiscal que provee servicios públicos. Y aquí es donde quiero introducir la tercera palanca.
Alguien sensato y conocedor de la administración pública puede afirmar que somos capaces de “gastar” o “invertir” estas cantidades de dinero con la actual regulación de la contratación pública? Con los corsés que la ley de indexación impone a las grandes concesiones? Sencillamente, esto es imposible. Es imposible porque la crisis del 2010 diseñó unos protocolos, unos procedimientos, unas rutas orientadas a NO gastar. Para decirlo en pocas palabras: la burocracia creada, los controles, informes, fiscalizaciones, anuncios y garantías que tienen los procedimientos de gasto hacen inviable invertir en el tiempo que se nos da lo que la UE prevé inyectar para que la economía arranque .
Sólo un dato: España recibió fondos europeos por valor de 56.500 millones de euros el periodo 2014-2020 … Y sólo en ejecutó 19.000 millones, cerca del 35%. Esto en 7 años! El borrador -que cuando se publique este artículo podría ser definitivo- de Real Decreto Ley por el que se aprueban medidas urgentes para la modernización de la administración y la ejecución del plan de recuperación no invita a pensar que podremos mejorar este porcentaje . Y eso, en una situación económica delicadísima, no es una buena noticia. Por poner sólo un ejemplo: la norma prevé agilizar los procedimientos de contratación sólo para las obras no armonizadas, las que no superan los 5,3 millones de euros. Para el resto, es decir para la mayoría de las que necesitamos para salir adelante, los trámites harán imposible el éxito.
Y esta es la tercera palanca, imprescindible, para aprovechar de verdad las dos primeras. Porque si vacunamos la gente, recibimos los fondos pero no somos capaces de invertirlos con celeridad, habremos perdido, no sólo el año 2021, sino también la posibilidad de reconstruir lo que la pandemia se ha llevado.
Por esta razón, en la elección de proyectos y en la normativa para desplegarlos, hay un ejercicio de confianza y no de desconfianza. Y se necesitan herramientas pensadas para hacer gasto y no por no hacerla. Los proyectos deben estar maduros, deben incorporar las claves de eficiencia ambiental, social y económica, deben poder multiplicar los euros que se pongan en creación de valor (puestos de trabajo, impuestos, licencias, innovación) y deben tener un consenso territorial que les haga indiscutibles. Si no pasan estas barreras, será dinero lanzados o no gastados.
Ferran Falcó, presidente de la Asociación Restarting Badalona