En Badalona es posible que ocurran cosas. El Ayuntamiento ha decidido venderse un edificio –“El Peix”– que no tiene uso para ver si puede obtener 1,7 M€ y un privado puede hacer algo que la ciudad pueda necesitar. Por un lado, la noticia es positiva. Han tomado una decisión y han superado el inmovilismo y la agenda del análisis hasta la parálisis tan común en Badalona en los últimos años.
Por otro lado, también existe el temor –fundamentado– de que el concurso quede desierto y que nadie quiera dicho edificio. Podría ocurrir. Si así fuera, la solución sería –para mí– trasladar su edificabilidad a otro plan urbanístico que lo pudiera necesitar y derribar la finca, abriendo una calle que se podría ver desde la calle de los Arbres y que llegaría hasta el final de la otro gran misterio de la badalónidad, que es el mercado municipal de Maignon. Un equipamiento hoy cerrado y sin noticias que permitan saber cuándo se trasladarán los paradistas que llevan 12 años (12!) que están en otro espacio “provisional”.
En el caso del Maignon es necesario tomar la decisión y ejecutarla. Ni es tan caro ni tan complicado. A quien quiera seguir, facilidades. A quien no quiera seguir, recuperación de la parada. Y aquí paz y después gloria. No hay atajos, y eso que digo lo sabe todo el mundo que debe saberlo. Falta, como en el caso de “El Peix”, decidirlo. Lo positivo es pensar que un gobierno que se da cuenta de que puede tomar decisiones, y que aguantando el tipo la gente las reconoce, puede seguir tomando ganando.
La otra cosa que podría pasar en Badalona es que saliera bien la operación de dotar de usos a la CACI, la famosa fábrica que toca el Puerto y que ha pasado por varias ideas sin que ninguna pudiera realizarse, ahora por culpa de uno, ahora por culpa del otro. O de ambos. Sea como fuere, se ha superado la última de las ideas –era más que eso–, que fue la apuesta que hizo Restarting Badalona por llevar a IREC, el Instituto de Investigación de la Energía. Un centro que debía trasladarse al campus de la UPC de Sant Adrià de Besòs, pero que en un momento coyuntural no tenía el convencimiento ni el dinero para hacerlo. Si en ese momento el Ayuntamiento hubiese hecho algo más de lo que hizo, quizás lo habríamos salido. No es una crítica, porque hizo mucho. Pero este artículo, y ahora entro en serio en lo que quiero transmitir, va de lo que para mí significa hacer algo más. Y de lecciones aprendidas. Y que el diablo, cuando es viejo, sabe más por experiencia que por consejo.
Si queremos hacer una apuesta por tener un centro tecnológico de referencia internacional para la industria 4.0, hacemos lo que toca, que al final la CACI es nuestra casa
Algo más es también una decisión en relación con este proyecto. A la CACI podría acudir la Fundación CIM, también de la UPC. El equipo de gobierno y el primer teniente de alcalde empujan para hacerlo posible. Es bastante probable que esta posibilidad no hubiera surgido si antes no se hubiera intentado llevar a IREC. Y por eso, si me permiten decirlo, que Restarting hiciera la propuesta y aquellos contactos podría haber sido, y es, la semilla de la solución que finalmente se acabe implantando. Si no te mueves, nunca ocurre nada. Y es sólo cuando te mueves que ocurren cosas. La Fundación CIM podría convertir a la CACI en un centro de referencia de la manufactura avanzada, aditiva y en 3D, con aplicaciones industriales diversas y, porque no, con sinergias con centros hospitalarios como nuestro Can Ruti. Éste es el proyecto. Un buen proyecto.
¿Qué hace falta que pase para hacerlo posible? ¿Cuál es el algo más que puede hacer el Ayuntamiento para asegurar esta apuesta? Pues hablemos de dinero. De la misma forma que Barcelona ha puesto dinero para llevar la Copa América de Vela, que pueden ser muchos segundos cómo y quién se lo mire, con la confianza de que la actividad que generará la competición supondrá un retorno de esta inversión, nosotros , la ciudad, debemos saber que si queremos que pasen cosas, habrá que hacer apuestas para hacerlas posibles.
Con IREC, el Ayuntamiento ponía –si no recuerdo mal– la mitad del presupuesto para las obras y esperaba que quien viniera pusiera la otra mitad. Es ese pensamiento de quien se instala en una idea romántica que habrá bofetadas para venir a la CACI y que quien quiera, que pague. Error. Ya se ha visto que bofetadas no las habrá. Y ese pensamiento alarga y hace complicadas las cosas. Y acaba frustrando. Ocurrió lo mismo con la UB, y con el Cómic. Si queremos hacer una apuesta por tener un centro tecnológico de referencia internacional para la industria 4.0, hacemos lo que toca, que al final la CACI es nuestra casa.
Pongamos todo el dinero para acondicionarla, firmemos rápidamente con la UPC y no nos enredemos en buscar partidas del resto de administraciones, las cuales deben hacer otras cosas en Badalona que, además, son competencia suya. Administrativa y jurídica, es complicado invertir en casa de otro. La CACI es de Badalona, y 5 millones de euros por llevar un centro tecnológico es un precio que podemos pagar perfectamente por quedarnos la sede.
No es momento de dejar pasar otra oportunidad mientras en la tesorería municipal el dinero se cuenta por cientos (de millones). Es momento de jugar fuerte y llevar a la ciudad un proyecto con valor añadido. Y éste lo es.
Ferran Falcó, presidente de la asociación Restarting Badalona