Tranquilos. El título del artículo busca el interés (el clic). Otra cosa ya será que el esforzado lector llegue a leer todo lo que ahora me propongo decir sobre algo tan enrevesado y complejo como es el Plan Director Urbanístico Metropolitano (PDUM) que debe sustituir al Plan General Metropolitano (PGM) de 1976.
Y es enrevesado y complejo porque lo que se hizo 45 años atrás ya no es eso, sino otra cosa fruto de las más de 3.000 modificaciones que ha sufrido. Y porque el urbanismo utiliza un lenguaje, una jerga, sólo apta para iniciados o expertos, que difícilmente puede seguir un ciudadano medio del área sobre la que se pretende decidir el futuro.
El esfuerzo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) por hacer posible la participación, hay que decirlo, es notable. Otra cosa es que los ayuntamientos que forman parte estén colaborando con el espíritu que ellos tratan de trasladar. Para comprobar lo que digo, les invito a visitar la web donde se ha colgado hasta hoy toda la información disponible. Podrá encontrar un montón de información y se adentrará en la jerga que tanto gusta a los apasionados del urbanismo. También encontrará las voces, y los nombres, en una lista de expertos que asesoran al plan, donde se echan de menos determinados perfiles y profesiones, por sobrepoblación de otros. Especialmente, queda descompensada a favor de los arquitectos, que existen para realizar cuatro alineaciones de fútbol, y corta, bien corta, de ingenieros (un equipo de fútbol máximo) o de abogados y economistas (que podrían alinear un equipo de fútbol sala).
Hay un urbanismo que se impone por la planificación y un urbanismo que se construye por proposición
Si yo tuviera que hacer alguna sugerencia, miraría que pudiera haber más ingenieros y economistas en el terreno de juego. Sin embargo, creo que también sería bueno llamar a la participación de sectores intensivos en el uso del espacio metropolitano. Lo digo para tratar de no contar sólo con los que pueden teorizar en una jerga magnífica, sino también con los que conducen los autobuses, las ambulancias, los camiones y las furgonetas de reparto, los taxis o los coches de policía que deben atravesar área. Sin embargo, creo que habría que decir que este plan no es sólo una distracción para iniciados. Y lo digo porque uno puede tener la sensación, desde el mundo real, de que aquí se reunirán varios técnicos y soñarán cuatro truchas. Y no. Esto va en serio. Y como va en serio, sería necesario que las patronales, los sindicatos, las federaciones y gremios o las asociaciones de profesionales pusieran su inteligencia al servicio de la nueva área metropolitana que se quiere proponer.
Me he leído algunos de los documentos disponibles. Ya sé que, como dice el propio redactor, “el plan no dispone de las herramientas de gestión ni disciplina, ni mucho menos de la capacidad para poner en marcha políticas de acompañamiento que permitirían complementar y hacer más efectivas sus propuestas”, pero esto todavía me pone más en alerta sobre todo lo que decía respecto de los sectores que deben estar activamente presentes y representados en este nuevo PDUM.
Sería bueno que el plan fuera un híbrido (de los usos híbridos se habla mucho en este avance de planeamiento) entre los que están en los despachos y saben dibujar y los que están en las calles y saben transitar por ellos. Entre los que están en los plenos municipales y aprueban las ordenanzas fiscales y los que están en los polígonos o en los vehículos y las pagan. Entre los que necesitan una vivienda y los que los hacen posible. Existe un urbanismo que se impone por la planificación y un urbanismo que se construye por proposición. No se puede sólo planificar sin atender lo tan menospreciado del “mercado”, porque entonces ocurre que tienes miles y miles de metros de techo teóricamente para viviendas en lugares que no quiere nadie, por ejemplo. Y esto es lo que debería evitar este planeamiento. Que imaginara un excelente cuadro, pero que no encontrara quien pudiera pintarlo.
Ferran Falcó, presidente de la asociación Restarting Badalona