Soterramiento de infraestructuras: en todas partes menos en Badalona

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Barcelona, Hospitalet, Sabadell, Sant Feliu de Llobregat, Montcada y El Prat de Llobregat. Seis ciudades que han enterrado infraestructuras, o que las van a soterrar, con planes concretos y financiaciones cerradas. En algunos casos, para enterrar el tren, y en otros, para enterrar los coches. Con longitudes de túneles desde el modesto kilómetro en Sabadell hasta los cuatro que transformarán Montcada.

Encima de los nuevos espacios han nacido o nacerán paseos, equipamientos y viviendas. En el caso de El Prat, en el futuro barrio de la Paperera se prevén 5.000, en una superficie que dobla la que ocupa la autopista en Badalona. Todas las obras en estas ciudades tienen un común denominador: unidad en el Ayuntamiento e ideas claras. Precisamente lo que nos falta en Badalona, a menos que reunimos a nuestros políticos para que nos rieguen las orejas diciendo que tenemos razón, que hay que enterrar, y que encima debemos hacer nacer un gran parque urbano… justo antes de unas elecciones para, después, continuar con un día a día muy previsible de reproches y capillitas.

Recordemos que Badalona dispone de un estudio, modesto si se quiere considerar así, que definía nueve alternativas, no sólo de soterramiento, sino también de financiación de las obras para hacerlo posible. Es incluso sorprendente tener que recordarlo, teniendo en cuenta que todo el mundo que lo debe conocer sabe que existe, como existía la idea de sacar adelante un Plan Director que cayó en el olvido y que fue sustituido por una comisión de estudio, aceptada como si nada por un Ayuntamiento que no tenía ni unidad ni las ideas claras, y que no llego a saber si hoy las tiene. Una comisión que se constituyó, no esperábamos menos, pocos días antes de las últimas elecciones municipales y que no se sabe –o yo no sé– a qué se ha dedicado durante este tiempo.

Quisiera que Badalona haga, lidere y pague el proyecto de lo que quiera que sea la autopista

En medio, ha aparecido la carta escondida que sirve para activar proyectos o para dormirlos, depende de cómo se administre, que es fiarlo todo en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) para que decida por nosotros y en la lógica” metropolitana”, que siempre es un concepto muy difícil de entender y que viene a decirnos que no podemos ser singulares en esta materia y que, como los viejos griegos que invocaban el oráculo de los Dioses, debemos esperar a que nos digan cómo debemos quererlo. Nosotros, pues, no podemos ser singulares, y debemos aceptar conceptos indeterminados como el de la “gran vía verde metropolitana”, que no sabemos demasiado qué es, pero que no es un entierro.

Pero he aquí que yo, modestamente, me resisto. No es que no me guste que gente que sabe mucho nos ayude, nos oriente, nos enseñe o nos explique qué harían ellos con la ciudad atravesada por la autopista. Es que preferiría que fuéramos nosotros los que aportáramos el punto de partida. Y el punto de partida debe ser el soterramiento y, después, qué hacer encima y cómo pagarlo. Y aquí es donde, pensando que si la adaptación al cambio climático y la movilidad del futuro pasa por la instauración de peajes en la entrada de Barcelona, quizás podemos encontrar un fondo de inversión que pague el entierro a cambio de un “ peaje a la sombra” (no explícito y pagado vía presupuestos durante cincuenta años) que financie la obra. Y aquí también es donde, encima ya los lados, podemos tratar de encajar –en derecho de superficie– promociones de vivienda pública y libre con sus correspondientes espacios verdes y equipamientos.

Porque técnicamente, quizás no todo el tramo pero sí un buen trecho, esta infraestructura se puede enterrar. Y lo que yo, modestamente, pediría sería menos comisiones de estudio y decir sí a la ampliación del estudio existente que concrete una propuesta basada en el soterramiento, total o parcial, y en los aprovechamientos urbanísticos que podrían ayudar a pagarlo lo. Y puede que no haya aprovechamientos. Y puede que no se pueda enterrar, o que la obra no despierte ningún interés por financiarla como se han financiado otros. Pero al menos lo sabremos y no tendremos que esperar a que los oráculos nos digan qué futuro nos han decidido. Ni marearemos la perdiz en comisiones formadas por técnicos para los que esta autopista es la veintena de sus prioridades… ¡Eh! Y lo entiendo. Sólo querría que Badalona haga, lidere y pague el proyecto de lo que quiera que sea la autopista. Cómo han hecho las ciudades que han conseguido esconder sus cicatrices.

Ferran Falcó, president de asociación Restarting Badalona