Estamos viviendo unos tiempos convulsos donde la movilidad de las personas se ha convertido en un tema central de debate por diferentes motivos, desde la pandemia a la emergencia climática. Sin embargo, la movilidad ya hace al menos una década que está experimentando una transformación a muchos niveles, en la que la tecnología y los nuevos modelos de negocio que genera juegan un papel clave.
Tres grandes revoluciones tecnológicas han impactado de lleno en la movilidad y se han convertido en palancas para abordar retos sociales de gran importancia. Por un lado, estamos inmersos en un proceso de electrificación de los vehículos (desde turismos a autobuses y bicicletas y patinetes). Es la respuesta tecnológica a que el transporte terrestre represente cerca del 20% de las emisiones de CO2 que provocan el cambio climático, además de que los vehículos de combustión generan una contaminación urbana que afecta a la salud de sus ciudadanos y hay que eliminar. Esta revolución tiene retos importantes, tales como desplegar una infraestructura de recarga bastante extendida para que facilite la adopción de los vehículos eléctricos o hacer la producción de energía eléctrica 100% renovable para las cero emisiones sean realidad en todo el ciclo de vida.
Por otro lado tenemos la conectividad, que dio un salto adelante formidable hace unos años con la llegada de la banda ancha móvil (3G y 4G) y la geolocalización, que habilitaba nuevos modelos de negocio a través del smartphone, que siempre acompaña al usuario. Un ejemplo sencillo es el navegador de Google Maps que todos usamos para orientarnos en el coche y de otros modelos más sofisticados, como el del alquiler por minutos de vehículos compartidos. Este último, fusionando dos revoluciones, la electrificación con la conectividad, está llamado a jugar un papel decisivo en la movilidad de las ciudades gracias a su aplicación en vehículos pequeños individuales, como las motos, las bicicletas o los patinetes eléctricos. La crisis climática ya les dio la oportunidad de entrar con fuerza en las ciudades y la pandemia les está acelerando porque ofrecen un transporte individual ágil y a un precio asequible.
La tercera revolución que impacta de lleno en el futuro de la movilidad es la del vehículo autónomo. En él confluyen una fusión de tecnologías que lo harán posible en los próximos años: la ultraconnectivitat del 5G, los sensores láser como el LIDAR o los algoritmos de la inteligencia artificial (IA) aplicados al reconocimiento de imagen. Tardaremos todavía mucho que ver toda la flota de vehículos autónomos, pero no tardaremos demasiado en ver líneas regulares de transporte público, por ejemplo, operadas con un bus autónomo.
Por último, todos estos avances suponen una proliferación de servicios y operadores que deben ponerse a trabajar juntos por un objetivo superior: el buen funcionamiento de la movilidad en la ciudad. Y para que esto suceda es necesaria la integración de toda la oferta de transporte, pública y privada, en un único punto de acceso (digital) para los usuarios. Es el Mobility as a Service, que pone el usuario en el centro para ofrecerle la mejor opción de viaje en cada momento y en cada lugar. Es todo un reto, más de cooperación y gobernanza público-privada que tecnológico, pero es lo que tiene sentido.
Todos estos avances son exponenciales y presentan continuas oportunidades para ofrecer nuevos servicios a los ciudadanos. La innovación es constante y las ciudades, si quieren ser realmente inteligentes, deben crear los espacios y los marcos normativos más favorables para que el talento y las empresas se instalen en sus calles y plazas.
Badalona no se puede quedar atrás en esta carrera. Para poder sacar el máximo provecho de nuestro potencial como ciudad y hacernos presentes en este nuevo futuro tecnológico y ultraconnectat debemos ser ciudad referente y pieza clave de este ecosistema que hará posible la integración real de todos los tipos de movilidad de la gran metrópoli.
Es cierto que hoy estamos inmersos en una realidad gravemente impactada por la pandemia, pero a pesar de la situación tan compleja que vivimos no tenemos que renunciar a mirar hacia el futuro, para que con visión y ambición podemos ser líderes en este proceso de transformación urbana y aprovecharlo nos de una ventaja competitiva que será clave y decisivo para atraer talento y promover el desarrollo y la innovación.
Hay mucho que ganar y está en nuestras manos conseguirlo.
Xavie Pérez, miembro de Restarting Badalona