Hace semanas voy entresentir una conversación de trabajo en una cafetería badalonesa. Un hombre preguntaba a la mujer con la que compartía el café donde tenían las oficinas y ella le contestó que estaban en las Guixeres. “Ah, ostras, en un polígono industrial está?”, Le espetó con tono de compasión. La mujer justificó los puntos positivos de ser en un parque empresarial, compartiendo espacio con otras marcas y siendo fácilmente identificables sobre el mapa, pero había esfumado parte del interés.
Aquella conversación me rondó por la cabeza unos días. ¿Por qué había reaccionado así? Los polígonos industriales no tienen un historial muy bien reputado. Se han asociado a zonas mal comunicadas, oscuras, sucias y desconocidas para las ciudades que las acogen, ya que no son caminos de paso. Sin embargo, paradójicamente, son espacios con una elevada densidad de empresas y, por extensión, generan riqueza económica para el municipio.
Así pues, un polígono industrial o polígono de actividad económica (PAE) es un espacio delimitado, dotado de suministros e infraestructuras específicas, que acoge de manera intensiva actividades económicas tanto industriales como de servicios.
Según datos de la Diputación de Barcelona, Badalona tiene seis polígonos de actividad económica (PAE): Les Guixeres, Badalona Norte, Badalona Sur, Industrial Bonavista, Montigalà y Pomar de Dalt. La mitad de estos polígonos badaloneses son construcciones posteriores al 2000, por lo tanto, estamos hablando de edificaciones recientes. Además, de las 4.745 empresas registradas en nuestro municipio, 1.217 lo están en un polígono, esto es un 25%.
Como las empresas generan riqueza para un territorio -sea en forma de ventas, servicios, contrataciones de trabajadores o pago de impuestos-, hay que cuidar los espacios donde se encuentran. En nuestro caso, un cuarto de las empresas badalonines están concentradas en polígonos de actividad económica. Por tanto, las condiciones que tengan estos espacios estimulan o limitan la competitividad de estos negocios y calidad de vida de los trabajadores. Ante esta realidad, como ciudad, no debemos dar la espalda a los polígonos, al contrario, debemos desestigmatizar los mismos, humanizarlos y dotarlos de recursos. Para ello hay varias maneras, pero quiero subrayar dos.
El 25% de las empresas registradas en Badalona se encuentran en un polígono industrial
Primero de todo, asociándose. La Unión de Polígonos Industriales de Cataluña (UPIC) es una entidad sin ánimo de lucro que pone a disposición de los polígonos servicios para mejorar el posicionamiento, la sostenibilidad, la eficiencia y los recursos. A través de la UPIC se crean asociaciones en los polígonos donde no hay o bien se dinamizan las existentes. Se llevan a cabo planes de acción para potenciar rasgos diferenciales de la zona, para mejorar la eficiencia administrativa del polígono de manera colectiva, para crear centrales de compra o proyectos de movilidad. Se pueden vehicular planes de sostenibilidad e iniciativas de economía circular, transición energética o de urbanismo y paisajismo.
En segundo lugar, exprimiendo al máximo las dotaciones públicas, como los planes de promoción y dinamización de los PAE de la Diputación de Barcelona, que tiene un pliego de ayudas previstas para el 2022. En estos planes se ofrece, por un lado, asistencia técnica, con la elaboración de guías, formación para el personal local y el fomento del trabajo en red entre municipios.
Y, de otra parte, de capital interés para Badalona -Ayuntamiento y polígons-, ayudas económicas para cofinanciar proyectos que quieran impulsar directamente los consistorios a través del catálogo de servicios que anualmente convoca la Diputación de Barcelona (DIBA) y el Plan de modernización de polígonos de actividad económica, para invertir en los ámbitos de la vida de un PAE. Esta ayuda es crucial para los municipios que quieren mejorar las condiciones de sus áreas empresariales, ya que la DIBA llega a financiar hasta un 80% del coste total del proyecto de inversión. Polígonos badaloneses y Ayuntamiento están a tiempo de aprovechar esta oportunidad, reunirse, asociarse y presentar propuestas de cara a la próxima convocatoria.
Minerva Estruch, miembro de la asociaci´ón Restarting Badalona