Uno de los principales valores que los urbanistas atribuimos a las ciudades bien estructuradas es la capacidad articuladora de los diferentes sistemas que las estructuran, como la vialidad, espacios públicos o los equipamientos. Son elementos fundamentales que dan servicio y ponen en relación sus diferentes barrios o áreas económicas. En Badalona, la C-31 se ha leído siempre como una herida que ha fragmentado la ciudad, diferenciando, incluso desde un punto de vista socioeconómico, los barrios por encima y por debajo de su trazado. Esta vía metropolitana se aprovecha de una supuesta condición de periferia urbana subalterna para atravesarla casi ignorando las características y los valores del espacio por donde pasa, sin que la ciudad haya sido capaz de hacer demasiado, ni siquiera aprovecharse. Al contrario, la relación de Badalona con esta infraestructura ha sido siempre de rechazo y de ignorancia mutua. La ciudad aspira a poder enterrar con ocasión de algún milagro presupuestario o quizás vinculándolo a operaciones generadoras de plusvalías urbanísticas que afronten toda o una parte de la factura. Quizás la única opción seria de hacer un entierro sería vincularlo al traslado hacia el interior del trazado del tren de la costa. Un “dos en uno” que tal vez conseguiría generar sinergias suficientes para un esfuerzo titánico.
Y mientras tanto? Puede que este mientras tanto alargue 30, 40 o 50 años. Quizás hay que ir pensando en trabajar seriamente este mientras tanto. Como en el caso de la Covidien-19 (es inevitable el símil sanitario en los momentos actuales), mientras llega la vacuna hay que ir haciendo PCR y gestionando el día a día. Sobre la integración exitosa de infraestructuras duras en núcleos urbanos hay muchas referencias al mundo. La misma C-31 ha sido objeto de estudios, trabajos universitarios y es probable que alguna tesis doctoral. En el mundo del urbanismo llamamos “negociar” con la infraestructura, tomarla en positivo y encontrar los tipos de intervención que mitiguen sus efectos nocivos y recompongan la estructura urbana. Y si planteamos hacerle una “P-C-R” en la C-31?
Mientras no llega el soterramiento, hay que tomar la C-31 en positivo y mitigar sus efectos nocivos
(P) ermeabilidad. Es posible, a través de intervenciones de acupuntura urbana, dotar de buenas condiciones las calles y espacios que unen barrios arriba y abajo. En San Roque, por ejemplo, la autopista podría imaginarse como el gran techo (con coches) de un edificio permeable dedicado a la actividad económica y nuevos equipamientos. Porque lo que sí tiene de positivo la C-31 es que otorga a muchos puntos de su alrededor una altísima accesibilidad y por lo tanto un valor potencial de centralidad, en un lugar estratégico de la metrópolis barcelonesa como es Badalona. No se explica si no la ubicación del Centro Comercial Mágico, que sirvió para mejorar la permeabilidad transversal en este punto de la ciudad. Algo parecido habría que pasara alrededor del solar de Can Llamas, donde debían instalarse El Corte Inglés y los nuevos juzgados, y que ahora parece reproyectar a. Habría que olvidar que estas oportunidades son escasas para arrancar mejoras sustanciales en la permeabilidad del artefacto viario. Pasar del túnel oscuro e inhóspito al paso ensanchado, amable y bien acondicionado sería el mínimo exigible. Esta intervención alrededor de Can Llamas plantea otros retos, tales como pensar en un mix de usos que no olvidara la actividad económica. Sólo vivienda a pie de una salida de autopista no ayudaría a consolidar el rol de centralidad de todo el espacio que va desde Pompeu Fabra hasta los bordes de Santo Cristo.
(C) amuflaje. Un segundo aspecto relevante sería intervenir la autopista desde su integración paisajística, mediante la introducción de infraestructura verde o de tecnologías disponibles de captación de CO₂. Es un espacio magnífico para la creatividad ecológica.
(R) econfiguración. Además del evidente ahorro económico de no tener que enterrar, la C-31 no deja de ser un sistema de conexión metropolitana al aire libre. Con la revolución que está afectando la movilidad urbana, y la que queda por venir, se presenta también como una gran reserva de espacio que puede ser reconfigurado en el tiempo para adaptarse y dar cabida a nuevos modos de transporte, individual o col Colectivo. Incluso ser la espina dorsal de un potencial canalizador de agua y energía. No olvidemos que es el único elemento que intersecta con todas y cada una de las antiguas rieras de la ciudad. El esfuerzo más grande, que es lograr un espacio de paso suficiente, ya se hizo con su implantación. Su carácter monofuncional actual no es incompatible con una reconfiguración futura del tablero con nuevas funcionalidades. Una verdadera avenida metropolitana.
Para terminar: un concurso internacional de ideas para practicar una PCR a un virus de 6 kilómetros de largo y 150.000 metros cuadrados de superficie. Innovación y creatividad internacionales para encontrar una vacuna en el elemento más agresivo de la ciudad? Me apunto.
David Martínez, miembro de la Asociación Restarting Badalona